``No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con ellas´´. Jorge Bucay
Como padres y madres manejar los conflictos con nuestros hijos puede suponer una tarea demasiado excigente. ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo? ¿Qué le está pasando? Antes de comenzar, tenemos que entender algunos aspectos sobre la adolescencia.
La adolescencia ha sido siempre una etapa de cambio y dificultades, originando en numerosas ocasiones distintas crisis en el contexto familiar, lo que genera con mayor frecuencia la intervención terapéutica. Muchas veces los sentimientos de impotencia y frustración se instaura en las familias ante los intentos fallidos de abordar la situación con su hijo o hija.
La adaptación y el aprendizaje de nuevas capacidades cognitivas son algunas de las principales tareas a las que se enfrentan los adolescentes. Su pertenencia al grupo de amigos, la preocupación por su apariencia física y el despertar de la sexualidad son algunos de los temas que más preocupan a nuestros adolescentes.
El desarrollo de cada adolescente es único e irrepetible, por lo que cada intervención es diseñada según las características individuales del adolescente y de la familia. Debemos tener en cuenta que la adolescencia es la etapa del desarrollo en el que la persona consolida su identidad; etapa marcada por cambios y problemas en las relaciones que suelen generar preocupaciones para todos. La ausencia de motivación, las mentiras y el poco interés que se muestra suelen generar dificultades en el entorno familiar; aspectos que son trabajados en la consulta para potenciar el desarrollo del adolescente y de la familia.
La terapia con adolescentes engloba distintas problemáticas como ansiedad, depresión, problemas de conducta en el contexto académico y/o en el entorno familiar, consumo de sustancias, dificultades académicas, violencia de género, problemas en las relaciones, etc. La terapia psicológica es especialmente eficaz ya que permite al adolescente potenciar sus habilidades para su posterior desarrollo y a los familiares adquirir herramientas tanto personales como a la hora de relacionarse con su hijo o hija.